Mil pedazos

domingo, enero 22, 2017

Fotografía cedida por un compañero de clase
Una palabra es un conjunto de letras que le dan un significado, pero al separarse pierden la coherencia de su existencia. Existencia que fue creada para un hecho que en caso de separarse, ya no existe.

La fragilidad de que se haga trizas una palabra es la misma que el mal uso que se haga de la misma, asumiendo así la consecuencia de que esa ruptura ya no tiene vuelta atrás. Se intenta maquillar, arreglar o dar una solución, pero muchas veces la palabra pierde el significado aportado y por tanto el valor que tenía, se corrompe. Corrompe el significado, el valor real que tiene, su fuerza; pero su fin es otro.

El fin de una palabra es único, pero si se usa mal, esa autenticidad deja de ser primario para convertirse en un estado de confusión y estar en un segundo plano siendo una metáfora de quien la crea.

Es obvio que quien corrompe esa palabra haciendo que pierda el significado es consciente de su mal uso, y por tanto está urdiendo un fin que en apariencia no sea la más precisa. Y en ese momento se convierte en numerosas partes, cada una con significados completamente antitéticos y escogiendo la más parecida a su realidad, no de la palabra, sino de la creada.

Pero es de notar que cuando se utiliza incorrectamente, se palpa la dirección en la que se encamina, de cómo la palabra se metamorfosea en mil pedazos y si estás un poco atento, observas cómo la palabra toma un nuevo significado. 

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1 comentarios

  1. Qué bueno Álvaro. Me encanta el comentario acerca de esta imagen, de las palabras y de la subjetividad existente en todo lo que escuchamos u observamos.

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