Parajes de una paradoja abandonada

martes, diciembre 13, 2016


Los parajes más incógnitos muchas veces producen sensaciones no buscadas, un tanto turbias y otro tanto apetitosas. Parajes encontrados en lugares donde el silencio reina con la mayor autoridad, silencio que una vez no existía. 


   Ese silencio paradójico que todos anhelan y todos temen, es el causante de que lugares con una población un tanto exclusiva consiga ser deseada y querida por el resto llegando al abandono.



   Abandono. Esa palabra que dice mucho y poco. Esa palabra que es positiva pero tiene una fuerza negativa mayor. Abandono, abandono de principios, principios que se dice tener, teniendo vergüenza, vergüenza que es vendida para el fin de ser uno más en esa población un tanto exclusiva para reinar en una paradoja apetitosa, ruidosa y abandonada donde todos quieren hallar su propio paraje, ese lugar alejado y aislado.

Barrancas de Burujón (Toledo)


   A día de hoy existen muchos parajes que son paradojas abandonadas a su suerte. Muchas consiguen la no destrucción de su propio entorno. Parajes que llegan a ser bonitos, parajes que tal vez puedan ser poco atractivos, parajes donde sigue habiendo huella humana, y como huella humana que es, el paraje se quiere convertir en una paradoja abandonada para poder reclamar el tiempo a su favor para que así no consiga el fin desafortunado que le depara sin solución.


   La solución que busca es la de camuflarse para que no sea apetitosa. Consiguiendo que así que sea para esa población exclusiva, exclusiva en su propia paradoja. Pero sin darse cuenta, los encantos afloran por sí solos, dando paso a momentos y circunstancias donde la propia paradoja es una paradoja abandonada en el sentido estricto de la misma.



   La propia oscuridad absorbe el paraje mostrando una realidad poco concluyente que consta de la propia belleza. Esa belleza que la población exclusiva obtiene a diario. Y esa solución es destruida en su oscuridad cegadora. Pero como ella es en sí misma, tajante, provoca esa sensación turbia pero apetitosa que pocos consiguen.

Castillo de Caudilla

   Pero ese abandono crea una paradoja que no protege ni a la más triste piedra, ni al más suspiro de aire provocado por las entrañas turbias que anhelan la liberación de su espacio para reclamar el poco tiempo que le queda para seguir siendo ella misma su propia paradoja.

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